Ya sabemos que un parabrisas limpio y en perfectas condiciones son la mejor garantía para asegurar una buena visibilidad durante la conducción. En este sentido, juegan un papel fundamental las plumillas y aunque no les prestemos la atención que se merecen, ¿sabías que es fundamental su mantenimiento para que no se reduzca su efectividad?
Aunque en muchas ocasiones sólo nos acordemos de que existen cuando llueve o nieva, las plumillas para limpiar el parabrisas se desgastan con el uso, el paso del tiempo y el efecto del clima. Dado que son un componente esencial que también influye en la seguridad al volante, es necesario seguir algunas pautas para que cuando necesitemos que despejen el parabrisas, funcionen a la perfección sin dejar ni rastro y sin dañar el cristal.
10 Consejos para cuidar las plumillas
- Si después de activar el limpiaparabrisas, notamos que el parabrisas ha quedado empañado o hay algunas zonas que siguen estando sucias, son signos inequívocos de que las plumillas están desgastadas y será necesario sustituirlas inmediatamente.
- Del mismo modo, otra señal que indica que están deterioradas es cuando realizan movimientos o ruidos extraños al desplazarse. En estos casos, para que la presión que ejercen sobre el cristal no termine afectando a la superficie, es fundamental cambiar las plumillas cuanto antes.
- Generalmente, aunque no notemos ninguna anomalía en su funcionamiento, es recomendable quitar las plumillas y colocar unas nuevas cuando haya transcurrido un año o año y medio desde la anterior sustitución, sobre todo cuando comienza la época de otoño o invierno.
- Para mantener este elemento del limpiaparabrisas intacto durante más tiempo, no olvides limpiar el parabrisas a menudo, ya que la suciedad que se acumula en él, se traslada a la goma de las plumillas cuando entra en contacto con ella.
- Cada cierto tiempo, generalmente una vez al mes, también es aconsejable limpiarlas, retirándolas del brazo sobre el que están colocadas. Para ello, se puede utilizar un trapo humedecido en un líquido específico para limpiar cristales, con el que quitaremos el polvo y cualquier resto de suciedad que se haya acumulado.
- En el caso de que la técnica anterior no funcione, podemos recurrir a utilizar una esponja, pero nunca un utensilio más fuerte con el que probablemente se dañe la plumilla.
- No es recomendable accionar los limpiaparabrisas cuando el parabrisas esté repleto de hielo o nieve, ya que las plumillas no podrán retirar todo el cúmulo y la consecuencia será un desgaste excesivo.
- Para que no se reduzca su vida útil antes de lo normal, conviene proteger esta zona del vehículo de los cambios bruscos de temperatura. Lo idóneo, no sólo para las plumillas del limpiaparabrisas sino también para el vehículo en general, es estacionarlo en un garaje o en una zona de sombra.
- Procura revisar su estado de forma frecuente para comprobar que no han sufrido ninguna rotura o deformación sin que te hayas dado cuenta.
- Hay que prestar la misma atención a las plumillas del limpiaparabrisas trasero, ya que, aunque no dirigimos nuestra vista tan frecuentemente a ese cristal como al delantero, también influye en la visibilidad en ciertas circunstancias.
Aparte de realizar el mantenimiento adecuado de las plumillas del limpiaparabrisas, no podemos pasar por alto otros aspectos que son determinantes en su correcto funcionamiento. Es el caso, por ejemplo, de acordarnos de rellenar el líquido correspondiente cada cierto tiempo, así como revisar que el mecanismo por el que sale no esté obstruido.
Al igual que nos preocupa el estado de los neumáticos, de los frenos o del parabrisas, existen otros elementos considerados secundarios, como las plumillas, que si no se cuidan pueden constituir un grave peligro en la carretera.
